No sé si en tu casa te suelen sobrar trocitos de bizcocho ó a veces te quedan unas cuantas magdalenas en la bolsa que se han quedado duras.
Muchas veces cuando hago bizcochos, a la hora de cortarlo y servirlo le quito los bordes que quedan un poco más seco que el resto.
Pero no los tiro! tengo un bote hermético de cristal donde los voy echando y cuando lo tengo lleno hago bizcobolas. (No guardes los húmedos con frutas porque te saldrá moho y tendrás que tirarlos)
Seguro que tú también has hecho esta receta más de una vez.!
Las combinaciones de sabores son infinitas y mi preferida es mezclar el bizcocho con nutella y baileys y recubrirlo con chocolate negro puro
Pero esta semana he conseguido una bolsa de candy melts de color azul y sabor arándanos en Aldi por 3 euros. Si nunca lo habéis probado os lo aconsejo porque es muy fácil de trabajar con este chocolate y deshacerlo en el microondas quedando muy fluído. Además de que cada vez hay de más colores y muchisimos sabores.
Lo que he hecho es desmigar bien en trocitos pequeños todo el bizcocho y he ido añadiendo 1 cucharada de leche condensada con 1 cucharada de mermelada de arándanos (para contrarrestar la acidez de la fruta).
He ido mezclando y añadiendo hasta obtener una masa con una consistencia que me permitiera formar bolas de bizcocho sin que se deshagan.
En una bandeja cubierta con papel de horno he ido colocando las bolas (Tamaño algo más grande que un chupa-chups). Como esta masa es más pegajosa que otras por la mermelada cada cuatro bolas hay que lavarse bien las manos para evitar que se nos peguen
Al terminar la masa, guardamos las bolas en el congelador durante un par de horas.
Después derretimos el chocolate azul de arándanos en un bol y chocolate negro puro en otro.
Mojamos un extremo de la brocheta de madera en el chocolate y pinchamos una bola introduciendo el palito y luego sumergimos toda la bola en el chocolate azul.
Sacudimos con cuidado el exceso de chocolate y cuando endurezca decoramos por encima con hilillos de chocolate negro.
Los vamos guardando en el frigorífico pinchándolos sobre un corcho hasta su consumo.
Aguantan muy bien muchos días en el frío.
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