la receta de hoy es típica en las confiterías de España cuyo origen de mediados del siglo XIX parece ser de la ciudad de Ávila.
Bocado exquisito para muchos pero que no gusta nada a otros por su excesivo dulzor.
Aún así, las también conocidas Yemas de Caravaca de la Cruz además son bañadas en caramelo ó en chocolate que serán la delicia de todo goloso empedernido!
En la receta de ayer sobraban las yemas de los huevos y he decidido hacerlas.
Yo también he considerado que eran demasiado dulces y he quitado azúcar a los 200 grs. que indican en muchas recetas.
Ingredientes para 20 yemas aprox.
175 grs. de azúcar
100 grs. de agua
Corteza de 1 limón
12 yemas de huevo
Azúcar glass para rebozar
Ponemos a calentar en un cazo el azúcar con el agua y la corteza de limón removiendo hasta obtener un almíbar espeso.
Apartamos del fuego y dejamos enfriar.
Echamos las yemas de huevo en otro cazo antiadherente y las rompemos con unas varillas mezclando sin batir.
Las ponemos a fuego medio mientras removemos e iremos añadiendo el almíbar en hilillo quitando antes la corteza de limón.
Removeremos sin parar hasta que la mezcla espese y se separe de las paredes del cazo.
Echamos la mezcla en un bol, dejamos que enfríe un poco y tapamos con papel film dejando de manera que este, esté en contacto directo con la masa para evitar condensación.
Mejor si dejamos reposar en la nevera de un día para otro.
Al día siguiente con las manos bien limpias, cogemos porciones de masa y las pasamos rodando por abundante azúcar glass terminando de redondear entre las manos.
Se suelen servir en cápsulas pequeñas de papel.
Aunque es mejor consumir rápidamente por el huevo, están mejor si dejamos que se sequen un poco más antes de comerlas siempre conservadas en el frigorífico.
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